Asociaciones españolas llevan años denunciando la manipulación clandestina de nuestro clima
En el año 2010, la Royal Society de Londres albergó un encuentro entre la comunidad científica para buscar soluciones al cambio climático. Se empezaba entonces a oír con más fuerza la palabra ‘geoingeniería’: el uso de la ingeniería aplicada para cambiar el clima. Muchos científicos alertaban del creciente significativo del calentamiento global, y de la incapacidad de las grandes potencias mundiales por reducir los gases de efecto invernadero, así que surgieron propuestas alternativas para reducir el problema. Entre las soluciones encontramos el uso de aviones que sobrevuelen las capas más elevadas de la atmósfera para lanzar partículas que enfríen el ambiente; o la creación de nubes artificiales que reflejen la luz solar de vuelta al espacio.
En España, sin embargo, parece
estar ejecutándose el mismo procedimiento para conseguir todo lo contrario: un
clima más seco que, según informa el presidente de la Asociación Nacional Española Cielos Limpios
(ANECIL), Alfonso García García, beneficia al sector privado de las
constructoras hidrológicas. Gracias a este proceso de manipulación climática,
dichas constructoras tienen cada vez más control sobre el agua en nuestro país.
El control de las precipitaciones sobre nuestro suelo les permitiría construir
numerosas obras hidráulicas, como trasvases o pantanos. Salvador Gallur, promotor
de turismo rural en Valencia, nos cuenta que hay intereses que van “desde
aseguradoras de agricultura extensiva hasta mega-proyectos como Marina D’Or.
“Todos coinciden siempre en el control del agua como negocio, siendo un sector
vital y estratégico para la población”, matiza.
Alfonso García afirma que el
clima en España se manipula a gran escala, a lo largo y ancho de la Península
Ibérica, por medio de grandes flotas de reactores cisterna que rocían aerosoles
de aluminio, bario o estroncio, entre otros elementos. También se hace uso de
Calentadores Ionosféricos, Ondas de Choque o Tecnología Escalar. “Estos son los
actuales responsables de la disrupción del ciclo hidrológico”, sentencia.
A su vez, García menciona que a
nivel local y privado existen métodos de geoingeniería más obsoletos respecto a
los antes descritos, patentes desde principios del siglo XX. Estos se conocen
como “campañas antigranizo o campañas de lucha contra la desertización”,
asevera, lanzando para ello yoduro de plata, cloruro de calcio, acetileno,
propano y hielo carbónico desde avionetas o cohetes.
Forma molecular
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Uso
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Yoduro de plata
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Agl
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En fotografía
En medicina, como antiséptico |
Cloruro de calcio
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CaCl2
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En cocina, para la elaboración de quesos
En farmacología
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Acetileno
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C2H2
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Fuente de iluminación y color
Usos en la industria química y en procesos de fabricación
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Propano
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C3H8
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Combustible
Usos en la industria química
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Hielo carbónico
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CO2
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Conservación de alimentos
Fijación del metal Espectáculos (niebla fría) |
Sustancias liberadas en la atmósfera y efectos. Elaboración propia.
El presidente de ANECIL
encuentra difícil determinar cuándo comenzaron las fumigaciones en nuestro
país. “Es difícil dar una fecha exacta al comienzo de una actividad que en su
mayoría ha sido realizada en la clandestinidad e ilegalidad, o camuflada de
‘investigación para el bien común’. Lo que sí es oficialmente reconocido es la
campaña de lucha antigranizo que comenzó en los años 70 en Levante, y los
diferentes contratos con empresas del sector hidráulico. Además,
disponemos de otra prueba: el Real Decreto 849/1986, de 11 de abril, por el que se aprueba el
Reglamento del Dominio Público Hidráulico, que, en su artículo 3, reconoce ‘la
modificación climática por la Administración del Estado o por aquellos a
quienes esta autorice’”.
Fumigaciones ocultas
Uno de los problemas a los que se enfrenta esta asociación es el desconocimiento por parte de la población. Salvador Gallur cree evidente un interés en silenciarlo, pese a las denuncias y comunicados remitidos a parlamentos regionales, y políticos locales y provinciales. Afirma, además, que “lo que es impresionante es que ninguneen la información, o se nieguen a facilitar quienes son los responsables, los productos que utilizan, y que en muchas ocasiones la propia administración que contrata las fumigaciones no aplique los protocolos de fumigaciones existentes tanto por decreto real como por directivas europeas”.
Alfonso García está de acuerdo
en que no interesa que el público sepa cómo se está utilizando la Ingeniería
Climática. “Así es más fácil apoderarse de los recursos básicos”, afirma.
Además, según sus palabras, esto mostraría a la opinión pública los efectos que
están causando los tóxicos empleados, tanto en nuestro organismo, con el
aumento de cáncer, y enfermedades neurodegenerativas y respiratorias, como en
el clima, con el desbarajuste que provoca y diversos problemas ambientales,
como la desaparición de abejas y aves. “Exponerlo arruinaría el negocio del
cambio climático, haciendo que el manipulado movimiento ecologista dejara de
mirar al CO2 como causa del problema”, sentencia.
Por otra parte, es complicado plantear el clima español actual de no haberse producido fumigaciones durante décadas, ya que se debe contemplar que, aunque la manipulación climática es un importante factor en la ecuación, la actividad solar sigue y seguirá siendo el elemento más influyente del clima mundial. García, no obstante, lo tiene claro: “Solo podemos decir que si no se hubieran deshecho y desviado cientos de frentes, la sequía inducida que padece el levante español con todas sus consecuencias, no estaría teniendo lugar”.
Estela de fumigación de un avión fotografiada en Mont
Blanc, Cataluña.| Foto: ANECIL
Un problema global
La Ingeniería Climática,
realizada a la manera de España, se desarrolla también a nivel mundial. Es ejecutada
principalmente por organismos militares con fines civiles, económicos y
militares. “En todo el planeta los cielos están saturados de metales y químicos
procedentes de programas mundiales de Geoingeniería con la excusa de combatir
un dudoso y discutido calentamiento global, con una también falsa y no
demostrada solución. Aunque por supuesto estos programas son calificados solo
de ‘propuestas’”, asegura Alfonso García.
Además, añade que Canarias y
Baleares se ven también afectadas por esta práctica, ya que “la mayoría de
estos programas se realizan en mar abierto, afectando mejor sobre las borrascas
que entran desde los océanos”.
Salvador Gallur añade que “las
fumigaciones aéreas son una estrategia habitual en la agricultura tradicional,
que ha pasado a manos de empresas privadas. Gracias a ellas, se pueden
contratar fumigaciones por unos 1.200 euros aproximadamente”.
Labor social y organizacional
ANICEL es una asociación creada
por personas de toda España con la voluntad de hacerse oír más fuertemente ante
las instituciones políticas. Demandan más relevancia en los medios de
comunicación para concienciar a la población de este problema silencioso.
Según ellos, existe un extenso
trabajo de investigación realizado por expertos de todo el mundo para tratar de
probar estas acciones clandestinas. “Entre los expertos se incluye a personal
que ha participado en estas operaciones, políticos, pilotos, militares,
científicos y agricultores”, asegura Alfonso García. También habla de pruebas
documentales, como “análisis, prohibiciones internacionales, proyectos de ley,
programas militares desclasificados, seguimiento de vuelos, imágenes de satélite
y, por supuesto, el sentido común y la observación directa”.
Salvador Gallur habla también
de un próximo dossier que se remitirá al Parlamento Europeo. Condena asimismo a
la administración por la falta de diligencia y transparencia informativa, lo
que “obliga a la gente a realizar la labor de policía y custodiar el
territorio”.
En definitiva, piensa que “lo
que parece ser es que se está normalizando el envenenamiento masivo de los
ecosistemas y de la población civil por tierra, mar y aire, creando una atmósfera
totalmente artificial”.
El problema que trae la
geoingeniería es, por tanto, algo más grave de lo que cabría pensar. Nuestros
cielos están siendo contaminados de una forma absolutamente agresiva, lo que a
su vez ocasiona efectos en nuestra salud. ¿Estamos a tiempo de remediar este
problema o será demasiado tarde?
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