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En la mente del psicópata

miércoles, 20 de mayo de 2015



El ser humano ha evolucionado en su complejidad cerebral durante más de dos millones de años
En este reportaje observamos el lado oscuro de la mente humana

Wanda Cabrera

Hay estudios que demuestran que la inteligencia de los psicópatas es superior a la población general, pero “es una inteligencia, por decirlo de alguna manera, mal dirigida”, comienza admitiendo el psiquiatra Armando Morera Fumero, entrevistado para este reportaje.

Algunos expertos estiman que en torno a un 2% de la población está afectada por psicopatía. Esa estimación supondría que tal patología afectaría a unas 900.000 personas en España, según datos del periódico El Mundo.

La palabra psicópata lleva, en muchas ocasiones, a pensar en criminal o asesino, pero estas acepciones no siempre son sinónimas. Los psicópatas son personas caracterizadas por carecer de empatía y presentar la imposibilidad de sentir las emociones, como el resto de individuos. Manipulan e infringen las normas sociales para obtener un beneficio propio, a cualquier precio, sin importarle la moralidad ni las consecuencias que sus actos puedan tener en los demás. Saben lo que está mal y lo que está bien; sin embargo, no sufren cuando hacen daño a alguien. El diagnóstico de estos individuos es un trastorno antisocial de la personalidad, caracterizado por un desajuste psicológico.



Rasgos característicos


La inteligencia superior que poseen los psicópatas dificulta su detección, dado que tienen la capacidad de engañar a los demás sin que se den cuenta. Silvana Santoro, psicóloga en el Centro de Psicología Clínica, Laboral y Forense de Buenos Aires (Argentina), destaca que “pueden llegar a simular, no a sentir, amor, compasión, solidaridad, ternura, sentimientos de amistad, sólo hasta conseguir sus objetivos”, tal y como afirma en una publicación de dicho centro.


Los psicólogos Hare, Hart y Harper elaboraron una lista, en el año 1991, en la que detallaron una serie de criterios para catalogar el Trastorno Psicopático de la Personalidad. Entre ellos destaca el encanto superficial, la arrogancia y la manipulación ajena.





Infografía sobre el procedimiento de diagnóstico ideado por Robert Hare. / Fuente: elaboración propia.







Por otro lado, las investigaciones y las nuevas tecnologías aplicadas al estudio del cerebro humano están aportando mucha información y datos para facilitar la detección de los psicópatas. Armando Morera subraya que se ha avanzado mucho en la infraestructura utilizada en la investigación.


Así, las nuevas pruebas de imagen cerebral, la resolución magnética, el SPECT (Tomografía de Emisión por Fotón Único por sus siglas en inglés), que permite obtener imágenes de diferentes áreas cerebrales en funcionamiento, y el PET (Tomografía por Emisión de Positrones), consistente en un examen cerebral a través de imágenes que utiliza una sustancia radiactiva llamada marcador para buscar una enfermedad o lesión cerebral, han aumentado de forma sustancial la resolución de las imágenes cerebrales. De hecho, hoy se observa este órgano a escala de milímetros.

Al realizar los expertos este tipo de pruebas, analizan diferentes áreas cerebrales, sobre todo la parte frontotemporal del cerebro, encargada de organizar los aspectos cognitivos superiores que permiten diferenciar entre lo bueno y lo malo, el bien y el mal. Por otro lado, la amígdala, ubicada en los lóbulos temporales, es una zona también analizada para la detección de psicópatas, debido a su relación con el control de los impulsos y las emociones.

Una vez detectada la presencia de rasgos psicopáticos, la duda que surge es si se pueden estimular esas áreas que no funcionan correctamente. La dificultad surge del hecho de que, el cerebro humano, es una gran máquina interconectada entre sí. Esa complejidad, según A. Morera, es lo que hace que "aún hoy sea muy difícil seleccionar un área, tratar de modificarla y erradicar el problema".


Imágenes cerebrales a través de SPECT mientras se realizan tareas neutras y con contenido emocional en personas sin y con trastorno psicopático. / Fuente: mediavida.com




¿Genética o cultura? 


Unos investigadores plantean que los psicópatas son así por naturaleza, mientras que otros, en contraposición, indican que el entorno y diferentes factores externos al individuo pueden llegar a ocasionar este trastorno. 



El psiquiatra Morera aclara que ambos factores coexisten. “Si el padre o la madre tiene un trastorno de la personalidad antisocial, hay una tendencia a que el hijo o la hija lo tenga. No es que se esté condenado a ser psicópata de mayor, pero sí hay una predisposición”, señala.



No obstante, también precisa que se dan ciertos rasgos psicopáticos aprendidos como son la inmoralidad o la falta de remordimiento al realizar ciertas acciones, por ejemplo robar. “Hay quienes los denominan así: psicópatas aprendidos o adaptados al sistema de vida de nuestra sociedad. Ahí se demuestra mucho la otra parte de los rasgos antisociales de una persona, como es la incapacidad de tener remordimiento por hacer ciertas cosas que perjudican a los demás”, afirma.



Por otra parte, el catedrático de psicología de la Universidad de La Laguna, Juan Ignacio Capafons Bonet, entrevistado para este reportaje, atribuye una especial importancia al estilo educativo a la hora de explicar los trastornos humanos. En este sentido asegura que “los sistemas de crianza influyen en el desarrollo de distintas patologías”.




Actividades cotidianas



No es necesario llegar al crimen para ser catalogado como un psicópata. Actividades llevadas a cabo día a día pueden remitir a este trastorno. Para incluir algún ejemplo, hemos entrevistado a Raúl Martínez Mir, especialista en Psicología Clínica y de la Salud, el cual hace referencia a un ejecutivo cualquiera. No duda en afirmar que “un empresario que realiza una compra de acciones contra la empresa de un amigo, haciéndola quebrar y llevándolo a la bancarrota, es claramente un psicópata, dado que no se deja influenciar por las emociones sino que busca el resultado”.



La corrupción lo ejemplifica de forma más clara. Políticos que utilizan las funciones de responsabilidad pública y las instituciones en beneficio propio, o que desvían dinero a cuentas en el extranjero, priorizando sus intereses antes que servir a la sociedad. Son actitudes que para cada vez más políticos no suponen remordimientos ni arrepentimiento, rasgos característicos de los psicópatas.



El panorama descrito llevó al psicólogo Robert Hare, dedicado a la Psicología Criminal, a sostener que debía de haber centrado su investigación en la bolsa en vez de en cárceles, ya que “los asesinos en serie destruyen familias; los psicópatas de la empresa y la política arruinan economías y sociedades”, tal y como declaró en una entrevista realizada por el periodista galés Jon Ronson en 2013.





Posibilidad de cambio

Cuando un individuo con rasgos psicopáticos comete una conducta delictiva y es condenado a prisión, la situación cambia. En ese momento se plantea la posibilidad de su reinserción social.

J.I. Capafons afirma que es una frontera que tiene la psiquiatría, la psicología y las ciencias del comportamiento. “Estamos muy limitados. Hoy por hoy tenemos muy pocos recursos para poder recuperar, rehabilitar o impedir que una persona desarrolle un trastorno psicopático”. Reconoce que se ha avanzado en la detección, evaluación y, de alguna manera, en el intento de impedir que siga dañando a la sociedad. “Cada vez tenemos más parámetros; cada vez conocemos más cuáles son los perfiles de una persona que sufre este tipo de alteración”, añade. Pero admite que en la fase de reinserción la situación se complica, dado que no se activa la culpa, es muy difícil que haya un arrepentimiento y no se muestra un propósito de cambio.

En la misma dirección, A. Morera Fumero explica que una persona antisocial no se puede cambiar. Lo que se puede hacer es tratar de enseñarles a controlar su conducta. Pero advierte que “tampoco podemos decir que la cárcel sea el modelo donde uno aprende, porque las personalidades antisociales tiene la incapacidad de aprender de modelos que a ellos no les interesa”. 

A pesar de que hoy no se sabe a ciencia cierta si un psicópata puede cambiar, se cuenta con la certeza de que el ser humano es dúctil. Su cerebro es maleable, por lo que la inversión en el estudio de esta patología es fundamental para contribuir a solucionar muchos de los problemas que acarrea.







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