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Obesidad infantil, la epidemia del siglo XXI

jueves, 2 de junio de 2016

  • Un proyecto novedoso permite combatir la enfermedad mediante el uso de videojuegos
  • La sociedad de la opulencia daña la salud de los menores
Por Silvia González Nicolás | San Cristóbal de La Laguna

(Fuente: Pixabay)
    

La obesidad infantil se ha convertido en uno de los problemas de salud más graves existente en las últimas décadas a nivel mundial. Enfermedades cardiovasculares, diabetes o depresión son solo algunas de las muchas consecuencias que pueden sufrir las personas que la padecen a lo largo de su vida.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define obesidad como “una acumulación anormal o excesiva de grasa que supone un riesgo para la salud”. Una condición que ya padece una parte importante de la población mundial con cifras cada vez más alarmantes. Según esta organización, en 2014 ya habían más de 1900 millones de adultos con sobrepeso, de los que 600 millones eran obesos. Y más preocupantes son aún los datos en el ámbito infantil, donde en 2013 más de 42 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso.

Es este último sector el que más se ha visto perjudicado como consecuencia del auge de la obesidad, empezando a afectar a niños en edades cada vez más tempranas. Para Honorio Armas, profesor titular de Pediatría de la Universidad de La Laguna (ULL), la dieta diaria basada en la “ingesta excesiva de calorías” y los hábitos de vida sedentarios han sido las principales causas de esta situación. Un modelo de vida que ya vemos extendido en todo tipo de lugares. Si antes se creía que la obesidad era solo un problema exclusivo de los países ricos, desde hace años ya ha pasado a ser un peligro global.

Las cifras hablan por sí solas. Según la OMS, de los 42 millones de niños con sobrepeso en el mundo, 35 millones pertenecen a países en vías de desarrollo. De hecho, en África o Asia, la enfermedad ha aumentado a un nivel inquietante en los últimos años, donde ya se observa de forma paralela la convivencia entre desnutrición y un auge progresivo de la obesidad. Para Honorio Armas, esto es consecuencia de la peor calidad en la dieta de estos países, donde “abundan los alimentos ricos en hidratos de carbono y grasa”, que al ser más económicos son muy consumidos por las poblaciones con escasos recursos.

Esta globalización de la obesidad y de los riesgos que conlleva ha provocado un deterioro en la calidad de vida en gran parte del mundo. Algunas de las consecuencias que puede causar en la salud son la aparición de enfermedades como la diabetes, el cáncer o enfermedades cardiovasculares. Y también a nivel psicológico y emocional, pudiendo provocar depresión, aislamiento social o baja autoestima en las personas que la sufren.

En España, el número de niños afectados es cada vez mayor y preocupa de manera especial Canarias, una de las Comunidades Autónomas con mayor índice de obesidad en este sector.

La tecnología contra la obesidad

Es primordial encontrar soluciones a esto y, por el momento, las medidas que se han aplicado en la lucha contra la obesidad infantil han resultado en su mayoría insuficientes. Es necesario innovar y, por ello, ya que muchos como la propia OMS la catalogan como la “epidemia del siglo XXI”, ¿por qué no combatirla utilizando las nuevas tecnologías propias de estos tiempos?

Pues eso ha hecho un proyecto muy novedoso de la ULL llamado ProViTao (Programa de Videojuegos Activos para el Tratamiento Ambulatorio de la Obesidad), que pretende tratar  la obesidad infantil mediante el uso de videojuegos activos, fomentando la participación y motivación en los niños. Formado por un amplio equipo de especialistas de distintas áreas (psicólogos, educadores, pediatras…), está desarrollado en colaboración con el Hospital Universitario de Canarias y financiado por la Fundación CajaCanarias, y sus resultados están siendo muy positivos.

Carina González González, profesora titular de Informática de la ULL e investigadora principal de este programa, explica que ProViTao es una herramienta que busca promover y educar en los menores, entre 7 y 10 años, el aprendizaje de unos hábitos de vida saludables. Para ello, el proyecto cuenta con un programa de ejercicios, videojuegos y juegos motores para realizar tanto en sesiones presenciales como en el hogar.

Esta doctora en Informática cuenta que uno de los principales problemas para frenar la obesidad suele ser la ineficacia en la manera de combatirla. Ir a la consulta de un médico cada cierto tiempo, donde los menores reciben excesiva información sobre lo que deben hacer, pero en la que no hay un seguimiento efectivo no provoca la adhesión de los niños al tratamiento, causando su abandono.

Por ello, explica que “a través de los juegos sí se puede mejorar esa adhesión”, ya que la parte del entretenimiento consigue que los menores relacionen el tratamiento como “algo divertido y positivo”. Así, con esta parte creativa y también mediante la “gamificación”, es decir, aprovechando la mecánica que ofrecen los juegos para motivar a los niños, se intenta inculcarles unos hábitos de vida activos y saludables.

Se trata de un programa muy completo que combina diversión y esfuerzo físico gracias a la realidad virtual y a herramientas como la wii, que permite a los niños convertirse en personajes virtuales de videojuegos y realizar todo tipo de actividades. Pero no es el único factor que fomenta la participación de los niños. La dinámica en grupo es otro de los motivos que contribuyen a mejorar la adhesión al programa, ya que los pequeños se encuentran con otros que comparten sus mismas preocupaciones y objetivos y eso hace más fácil que cumplan con el reto de llevar a cabo el tratamiento.

Implicación de los distintos entornos

Sin embargo, de nada sirve ninguna medida que se quiera implantar para frenar el sobrepeso sin una mayor implicación por parte de los principales agentes presentes en la vida de los niños, como son los padres y los colegios. La pasividad de ambos ante el problema de los menores ha llevado en gran parte a la grave situación que se está viviendo ahora.

Tanto Honorio Armas como Carina González coinciden en que el papel de estos sectores debe ser fundamental para que los niños adquieran unos hábitos de vida sanos. Por ello, desde el proyecto ProViTao se promueve la participación del entorno familiar con sesiones en el hogar dirigidas tanto a niños como a padres, que permitan su mayor grado de implicación. Y de igual manera en el ámbito educativo, con visitas programadas a centros escolares para inculcar el aprendizaje de un modo de vida saludable.

Según distintos estudios, la mayoría de las personas que son obesas en la niñez lo siguen siendo en la edad adulta como consecuencia, entre otros factores, de esa pasividad y falta de importancia que se le suele dar al tema desde que empieza en la infancia. Por ello, la prevención y tratamiento de la obesidad infantil debe ser una tarea esencial en la que participen los distintos sectores de la sociedad.