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El arte de ver lo invisible en el Servicio General de Apoyo a la Investigación

jueves, 19 de mayo de 2016


  • Microscopía de transmisión y de barrido
  • Ambas técnicas requieren de un sistema de vacío para operar correctamente
  • La ULL dispone de dos microscopios de transmisión: uno para muestras biológicas y otro para materiales

Pedro Ramos Herrera | San Cristóbal de La Laguna

Fotografía de las instalaciones del Servicio General de Apoyo a la Investigación | Fuente: Pedro Ramos Herrera.

La sede ubicada en el Campus de Anchieta del Servicio General de Apoyo a la Investigación (SEGAI) cuenta con tres microscopios potencialmente funcionales: dos microscopios de transmisión y uno de barrido.  Existen muestras biológicas y muestras materiales,  por esto el centro cuenta con dos de estos instrumentos de transmisión; uno para cada tipo de muestra.

Antes de proceder al análisis la muestra debe cortarse con un ultramicroscopio. En la microscopía de transmisión se realizan cortes verticales y muy delgados, de 15 nanómetros generalmente, a través de unas barras de vidrio. El material que se esté analizando estará situado en una rejilla que suele ser de oro, níquel o cobre. Además, como la materia orgánica de los electrones es muy transparente hay que contrastarlo con sales de uranio y plomo, e incluso llegar a deshidratar las muestras. En la microscopía de barrido los materiales que se utilizan suelen ser metálicos, como el acero o el aluminio, y deben ir pegados a una cinta especial de doble cara. Es imprescindible disecar la muestra y sombrearla con metales como placas de plata.

El Microscopio de Barrido de Scanning alcanza hasta 30 kilovoltios de tensión de aceleración, con una resolución de 4 nanómetros. Se llama "Barrido de Scanning" porque actúa con unas bobinas de campo variable que ejecutan un barrido en sincronía con el del monitor sobre la superficie que estén analizando. Una vez dentro el objeto de análisis queda en un pedestal sujeto a unos mangos que permiten desplazarlo, ya que si no solo podríamos verlo de forma perpendicular. Con este sistema de microscopía los electrones impactan contra la superficie de la muestra.

El Microscopio Electrónico de Transmisión para Muestras Biológicas alcanza hasta 100 kilovoltios, con una resolución mayor que el anterior (menos de 1 nanómetro). Gracias a esto, tiene una longitud de onda menor que la luz visible. A través de un filamento dentro del microscopio se consigue crear una corriente generadora de electrones, que, en este caso, no impactan contra la muestra deshidratada, sino que la atraviesan. Al haber una única longitud de onda no se puede apreciar el color, pero con unos binoculares se consigue multiplicar por dos la imagen. Una de sus grandes utilidades es que si se marca la muestra con oro podremos ver a donde ha ido a parar un determinado compuesto, como si se le estuviera realizando una ecografía.


Microscopio de Transmisión para Muestras Biológicas | Fuente: Pedro Ramos Herrera.

Para muestras materiales se encuentra el segundo microscopio de transmisión. Este es mucho más moderno, adquirido hace 4 años y con una resolución de 0,24 nanómetros. Cuenta con 80mm cuadrados, siendo el mayor de los tres, y con un depósito de nitrógeno líquido para enfriarlo. Sin embargo, aunque se puedan realizar microanálisis no se perciben las muestras biológicas. 


Estas tres técnicas de microscopía necesitan de forma imprescindible un sistema de vacío. Pero lograr este estado no es nada fácil, al contrario, requiere mucho tiempo y paciencia. No obstante, el Microscopio de Barrido permite abrir una parte sin romper el vacío. Lo que es una ventaja, pues no es necesario interrumpir la jornada laboral para recuperar las condiciones adecuadas.