- De la ciencia a la realidad a través del agua
- La falta de suelo ya no es un gran inconveniente para que los agricultores puedan desarrollar su trabajo
Por Lucía
Mora Delgado | San Cristóbal de La Laguna
Si nos preguntan en qué creemos que fueron cultivadas las hortalizas que nos llevamos del supermercado, lo primero que responderíamos sería que en el suelo. Lejos de la realidad, muchos de estos productos pudieron ser cultivados, sin suelo y sin “tierra”, es decir, en otro medio, la hidroponía. Esta es una alternativa cada vez más recurrente debido a la escasez de suelo fértil que les queda disponible a los agricultores. La calidad, el sabor y la forma que se obtiene no difiere mucho de lo tradicional, ya que todos los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo de la planta, son suministrados a través del agua.
Aunque
la técnica de cultivar vegetales sin suelo mediante el empleo de
soluciones nutritivas había sido muy utilizada, y aún hoy se sigue
utilizando, en estudios de fisiología y de nutrición vegetal, no
fue hasta comienzos de los años treinta cuando W.F. Gericke,
catedrático de la Universidad de California, la utilizó para
desarrollar un sistema de producción a escala comercial que denominó
“hidroponics”.
La
palabra hidroponics
deriva del griego hydro (agua) y ponos (labor), y se
podría traducir literalmente como trabajo en agua. Por tanto,
se puede entender la hidroponía como la técnica de cultivo que
permite el crecimiento de las plantas en ausencia de suelo, en
presencia (o ausencia) de sustratos mas o menos inertes, y en el que
tanto el agua como los nutrientes necesarios para el completo
desarrollo de las mismas, se aportan conjuntamente en forma de
soluciones nutritivas.
Un
sistema para el cultivo hidropónico, debe ser capaz de suministrar a
las plantas la cantidad de agua y nutrientes necesarios para
favorecer su crecimiento y desarrollo, así como de proporcionarles
un medio de soporte adecuado. “Es importante también, que permita
una correcta aireación y protección de la luz del sistema
radicular, o lo que es lo mismo, el conjunto de raíces de una misma
planta. Algunas de las ventajas que presenta el cultivo hidropónico
frente al tradicional, es la posibilidad de utilizarlo en regiones
del mundo que carecen de suelo cultivable. Así mismo, este conlleva
un uso más eficiente del agua y de los fertilizantes, una mayor
facilidad y un menor coste de desinfección del medio de cultivo y,
en general, permitir una mayor densidad de plantación”, comenta
Miguel Corbella, Ingeniero Agrónomo de la ULL.
Hay
dos tipos de hidroponía: a solución perdida y a solución
recirculada. El primero consiste en el aporte de una solución
nutritiva a la planta, tomando esta lo que necesite (tanto de agua
como de nutrientes) y perdiendo el resto. En cuanto al segundo, se le
proporciona una solución, se trata el excedente y se reutiliza
aportándoselo de nuevo. Sin embargo, hay que tener en cuenta dos
factores importantes; si el primer tipo de hidroponía no se vuelve a
utilizar, puede no ser eficaz. En cambio el segundo tipo, pese a
serlo, tiene un costo elevado y requiere un rendimiento técnico más
estudiado. En cualquiera de los dos sistemas, y tanto desde un punto
de vista ambiental como económico, es muy importante lograr que el
empleo de estas soluciones nutritivas sea lo mas eficiente posible.
Al
carecer de un suelo firme donde la planta puede desarrollar su
sistema radicular, tenemos que facilitárselo. Para esto hay tres
opciones: NTF, la raíz flotante y el sustrato. NFT son las iniciales
de Nutrient Film Technique (técnica de la película
nutriente) y consta de una lámina de agua con nutrientes en donde no
interviene ningún tipo de sustrato. Por el contrario, la raíz
flotante es la separación entre el sistema radicular y la parte
aérea mediante una lámina o placa-plancha de material sintético
que flota sobre el agua.
Gráfico del interior de un cultivo NFT // Fuente: www.arcuma.com |
El
sustrato consiste en un material mineral u orgánico donde se
desarrollar el sistema radicular que además de servirle de sostén,
le aporta los nutrientes adecuados. Existen tres tipos de sustrato:
sustrato orgánico (productos de desecho de proceso industrial como
la fibra de coco, serrín o cáscaras de arroz), sustrato inorgánico
(con partículas mayores de 2 milímetros tales como lana de roca,
piedra pómez, grava,...) y las fibras sintéticas que pueden ser
geles, espumas de poliuretano, de poliestireno,... Hay que tener en
cuenta que las propiedades que interesan en hidroponía de los
elementos citados, están relacionadas con la porosidad, densidad, pH
y además debe adaptarse fácilmente al recipiente que lo contiene.
Estos pueden ser tacos, cubos o slab (bolsas prefabricadas que
contiene el sustrato, facilita su transporte y el cultivo).
“Las
características a tener en cuenta en un sustrato son el fácil
manejo, la buena circulación del aire, buen drenaje, alta retención
de humedad, fácil esterilización, que sea económico, reciclable y
además no contaminante”, apunta Miguel Corbella.
Dentro
de estos materiales se encuentra la grava, la arena, la piedra pómez,
la lana de roca, la perlita, la vermiculita, la fibra de coco, las
cascarillas de arroz, las cascarillas de café o la mezcla de algunos
de varios de estos productos. Con ellos se puede cultivar hortalizas
y ornamentales como lechugas, tomates, pepinos, coles, pimientos,
puerros, espinacas, perejil, tomillo, especies aromáticas, acelgas,
fresas, rosas, claveles, orquídeas,...
El
cultivo sin suelo permite el desarrollo de la planta en cualquier
lugar pero requiere de una preparación técnica en cuanto a
conocimientos, recursos y a costes económicos se refiere. Dentro de
lo citado con anterioridad, se necesita un sistema de programación
que controle una serie de parámetros indispensables para el cultivo,
el pH, CE (la Conductividad Eléctrica que se relaciona con la
cantidad de sales que se aporte en el agua) y la esterilización del
sistema. A su vez, es necesario disponer de los aparatos de medidas
adecuados. Dependiendo del sustrato empleado, se tendrá que tener en
cuenta varios parámetros debido a que estos se comportan de
diferente manera.
La
ULL cuenta con cultivos hidropónicos en fibra de coco
La Universidad de La Laguna (ULL) en la finca experimental situada en la Escuela Politécnica
Superior de Ingeniería – Sección Agrarias, emplea la fibra de
coco para algunos de sus cultivos sin suelos. “Pese a carecer de
una asignatura en el grado de Ingeniería Agrícola y del Medio Rural
centrada en la hidroponía, muchos son los alumnos que han realizado
investigaciones a nivel de Proyectos de Fin de Grados”, comentaba
Jose Manuel Guerra, Jefe de Explotaciones de la Escuela Agraria de la
ULL.
Finca experimenta de la ULL //Lucía Mora |
A
la espera del tratamiento estadístico de los datos obtenidos del
proyecto, a primera vista, y según el alumno responsable del
proyecto, no existen diferencias significativas entre el cultivo
hidropónico y el cultivo en suelo en cuanto a los parámetros de
producción estudiados ya que en ambos medios es previsible que se
obtenga similar producción, calidad y precocidad.
Si quieres observar cómo fue la evolución de un ensayo comparativo entre suelo y fibra de coco, entra en el enlace
Si quieres observar cómo fue la evolución de un ensayo comparativo entre suelo y fibra de coco, entra en el enlace
La autora de este reportaje quiere agradecer a Jose Manuel Guerra su enorme esfuerzo y dedicación para que este trabajo pudiese ser posible